Como habréis observado leo mucho, en cantidades ingentes, y leo casi de todo. Esto es la constatación de un hecho. A veces muchos amigos y conocidos me preguntan que si tengo tiempo para leer, o que cuándo leo. Nunca sé qué decirles, leo cuando puedo, cuando tengo tiempo y cuando no lo tengo también.
En Semana Santa leí una obra que se titula Como una novela, de un autor italiano que reflexiona sobre el hábito de leer y su progresiva pérdida en los jóvenes en las últimas décadas. Este libro está bien diferenciado en tres partes como si de un culebrón sudamericano o una obra de teatro del Siglo de Oro se tratara, plateamiento, nudo y desenlace y como en los dos ejemplos que he puesto, lo que merece la pena de la obra son el planteamiento y el desenlace, el nudo, con todos mis perdones, no es más que paja. En esa obra se dicen varias verdades pero me quedo con una para que hago mia y empleo para responder a las personas que me preguntan cúando tengo tiempo para leer.
Nunca
Nunca hay tiempo para leer. El tiempo para leer siempre es robado, robado a los viajes en autobús, robado al tiempo que debería estar estudiando, robado a las horas de trabajo en que no hay mucho que hacer y sobre todo robado a las horas de sueño. Siempre hay más cosas que hacer que leer. Pero las personas que tenemos el vício con mayúsculas de leer siempre robamos ese tiempo para leer como un toxicómano roba de donde sea para su chute.
Leer no es una virtud, ni una muestra de cultura, ni tampoco una actividad común, es un puro y duro vicio al que algunos nos entregamos con verdadero afán y nos reconocemos entre nosotros como los miembros de una secta. Si alguien más pertenece a ella, saludos
Mercedes
En Semana Santa leí una obra que se titula Como una novela, de un autor italiano que reflexiona sobre el hábito de leer y su progresiva pérdida en los jóvenes en las últimas décadas. Este libro está bien diferenciado en tres partes como si de un culebrón sudamericano o una obra de teatro del Siglo de Oro se tratara, plateamiento, nudo y desenlace y como en los dos ejemplos que he puesto, lo que merece la pena de la obra son el planteamiento y el desenlace, el nudo, con todos mis perdones, no es más que paja. En esa obra se dicen varias verdades pero me quedo con una para que hago mia y empleo para responder a las personas que me preguntan cúando tengo tiempo para leer.
Nunca
Nunca hay tiempo para leer. El tiempo para leer siempre es robado, robado a los viajes en autobús, robado al tiempo que debería estar estudiando, robado a las horas de trabajo en que no hay mucho que hacer y sobre todo robado a las horas de sueño. Siempre hay más cosas que hacer que leer. Pero las personas que tenemos el vício con mayúsculas de leer siempre robamos ese tiempo para leer como un toxicómano roba de donde sea para su chute.
Leer no es una virtud, ni una muestra de cultura, ni tampoco una actividad común, es un puro y duro vicio al que algunos nos entregamos con verdadero afán y nos reconocemos entre nosotros como los miembros de una secta. Si alguien más pertenece a ella, saludos
Mercedes
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